¿Es posible una sociedad de la verdad?: En un entorno privilegiado, en el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra, en Badalona, Barcelona, Alish charla con Félix Rodrigo sobre este tema. Félix puso deberes para preparar la entrevista, y fue leer el II capítulo de su libro "La democracia y el triunfo del estado".
Contra semejante presión exterior no tenemos más defensa que nuestro discernimiento, así y todo, nos veremos forzosamente obligados en participar en esta comedia en la cual deberemos formar parte unas veces como espectadores y otras como actores o comparsas. No nos está permitido salirnos del teatro, e incluso no es conveniente hacerlo, nuestro progreso y nuestra estancia aquí solo tendrá sentido y forma si participamos activamente y aprendemos las lecciones que hemos venido a experimentar.
Verdad y Sociedad.
La existencia en este plano físico nos brinda la oportunidad de crecer en algunos aspectos en los que no podríamos evolucionar si no conviviéramos en ese entorno. Un ejemplo, es el de las relaciones sociales. Por más que pretendamos una existencia libre y pura, nunca lo conseguiremos por completo. La razón es evidente, una mentira magistralmente orquestada nos envuelve: la mentira de las relaciones sociales, que empieza por la mentira y el no saber quiénes somos en una sociedad de objetivos puramente materiales.
La existencia en este plano físico nos brinda la oportunidad de crecer en algunos aspectos en los que no podríamos evolucionar si no conviviéramos en ese entorno. Un ejemplo, es el de las relaciones sociales. Por más que pretendamos una existencia libre y pura, nunca lo conseguiremos por completo. La razón es evidente, una mentira magistralmente orquestada nos envuelve: la mentira de las relaciones sociales, que empieza por la mentira y el no saber quiénes somos en una sociedad de objetivos puramente materiales.
Contra semejante presión exterior no tenemos más defensa que nuestro discernimiento, así y todo, nos veremos forzosamente obligados en participar en esta comedia en la cual deberemos formar parte unas veces como espectadores y otras como actores o comparsas. No nos está permitido salirnos del teatro, e incluso no es conveniente hacerlo, nuestro progreso y nuestra estancia aquí solo tendrá sentido y forma si participamos activamente y aprendemos las lecciones que hemos venido a experimentar.
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