Una mujer ha degollado a otra mujer en un pueblo de Málaga. Como la asesina ha sido una mujer, no se trata de violencia de género, ni de un crimen intolerable, ni del cáncer de una sociedad enferma.
Como la asesina ha sido una mujer la noticia ha pasado desapercibida, y no es una “muerte más que tenemos que lamentar”, ni nada que merezca una portada, ni la cabecera de ninguna página, ni que sea par.
Como ha sido una mujer no es una tragedia, ni el clamor de nuestras entrañas, ni un caso del que los dirigentes políticos tengan que tomar nota. ¡Qué hipócrita es el feminismo! ¡Y qué cínico!
¡Qué poco le importa el sufrimiento, y qué poco le importa la muerte! El feminismo es una enfermiza obsesión antifálica que siente más pasión por convertir a cada hombre en un asesino en potencia que por proteger la vida de las mujeres. El feminismo no protege la vida de las mujeres sino que se aprovecha de sus muertes para poner en circulación su deplorable propaganda.
En nombre de todas las denuncias de maltrato falsas, en nombre de todos los hijos que no pueden ver a su padre, en nombre de todos los que vivimos con el miedo de ser hombres, dejándonos pisotear para no meternos en líos que ni Dios saben cómo acaban. En nombre de todos los días que creíste que no volverías a ver a tu hija, en nombre de todos los que han sido denunciados expresa y falsamente en viernes, para que tuviesen que pasarse el fin de semana en el calabozo. En nombre de tanto sufrimiento silenciado, en nombre del hombre cautivo y mutilado, mi más disgustada repulsa con esta doble vara de medir, con esta profunda injusticia.
Hay un resentimiento de fondo, letal y destructivo. El resentimiento que genera el querer compararse con el macho y perder en todas las comparaciones. El resentimiento de las que no aceptan los dos roles y que no somos iguales.
El feminismo empezó adjetivando la violencia y ha acabado viviendo de ella, haciéndose el bombero cuando en muchas ocasiones es el pirómano.
Una mujer asesina a una mujer y no pasa nada. Si en lugar de haberla asesinado una mujer, un hombre le hubiera llamado “vaca”, o “tonta”, o “puta”, el escándalo estaría servido y el hombre desahuciado. El feminismo es el mayor insulto a la mujer, la degradación del debate publico, el odio convertido en corrección política.
En nombre de todas las mujeres que han sido utilizadas y violentadas, manipuladas y engañadas; en nombre de todas las mujeres a las que se ha inculcado que tenían que ser como un hombre para ser felices, y hacer lo que los hombres hacen para realizarse; en nombre de todas las mujeres que se han sentido señaladas y humilladas por haberse quedado en casa educando a sus hijos y manteniendo a sus familias fuertes y unidas, ricas en amor, en vigor y en ternura, en nombre de todos los hombres y mujeres de buena voluntad os digo, feministas, que sois la maldad organizada, la destrucción de la dulzura, el mayor peligro al que una mujer se enfrenta, la más perversa amenaza contra la convivencia.
Sois incompatibles con la libertad.
Visto en : Conspiración en la Red
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