El propósito de tener un rebano de ovejas es criar ovejas que indiscutiblemente son usadas en la produccion de lana que se obtiene cuando llega el tiempo de trasquilarlas, y cuando esa produccion disminuye , entonces indefectiblemente la oveja es sacrificada para usar sus carnes en la alimentacion de la especie explotadora que en todo caso es el hombre. El pastor que cuida a las ovejas ordinariamente es un asalariado del dueno y casi nunca es el mismo dueno, por lo que tambien el pastor es otra victima del sistema que sacrifica su tiempo a favor de los intereses del pagador quien controla y manipula a ambas victimas para sacar aprovechamiento.
Escrito por Félix Román Negrín Rodríguez para Periodísmo Alternativo
En muchísimas ocasiones nos referimos a ciertos y determinados grupos de personas tanto individual, como colectivas en tacharles de borregos, la masa aborregada, la población borrega, los borregos, sí; esos que siguen ciegamente al líder, al mesías, esos que compran, consumen, y mueren.
El borrego, aquella persona que no sabe elegir lo que compra, compra lo que le dictan los medios. Votan al candidato de un partido por simpatía, porque les cae bien es decir, saben a quién votan pero no saben lo que votan.(el borrego no entiende de ideologías).
Un clásico ejemplo donde perfectamente podemos ver y contemplar a un borrego son en esas sectas religiosas donde el borrego pierde la noción del tiempo y de su vida, sigue fielmente a su líder, su mesías.
Los borregos son un caldo de cultivo para el sistema, porque son víctimas del sistema, son maleables, obedientes, y animales de costumbre.
El borrego no tiene el sentido de la lógica, por eso en algunas circunstancias representan un peligro para el resto de la sociedad.
Los borregos rara vez suelen ir solos, casi siempre van acompañados porque su hombría no le permite enfrentarse a los problemas que le rodean. Su incapacidad para reflexionar ante desafíos es extremadamente limitado.
Los borregos son miembros de una cultura o sociedad que no necesariamente son ajenos a la realidad de su entorno; ellos pueden haber estado expuestos a las valiosas verdades en numerosas ocasiones. Sin embargo, cuando se enfrentan a hechos contrarios a su punto de vista condicionado, se vuelven agresivos y antagónicos en su comportamiento buscando desestimar y atacar la verdad atacando al mensajero, y negando la razón.
Existen borregos en el falso paradigma político y existen en todas las “clases” sociales. De hecho la “clase profesional” y la jerarquía del mundo académico son caldo de cultivo para los rampantes borregos que a veces me refiero como “idiotas intelectuales”. Los médicos y los abogados, los científicos y los políticos, son tan propensos a la plaga de borregos como cualquier otra persona, la única diferencia es que tienen un aparato burocrático detrás de ellos que les da un falso sentido de importancia. Todo lo que tienen que hacer es remolcar la línea establecida.
El argumento común incurrido por el borrego es que TODOS piensan que todos los demás están ciegos a la verdad, lo que dentro de sus mentes, reivindica de alguna manera su comportamiento. Sin embargo la característica que define a un borrego no es necesariamente una falta de conocimiento, sino una falta de voluntad para considerar o aceptar la lógica o la verdad con el fin de proteger sus egos y sus prejuicios de cualquier daño. La mentalidad de un borrego es impulsada por motivaciones egocéntricas.
La vida de un borrego es una vida de relativa felicidad. La totalidad de la máquina del establecimiento está diseñada para ser a los borregos felices y al resto del colectivo humano miserables.
Pero… ¿el ideal es la existencia de un borrego? ¿son realmente felices en su ignorancia? ¿son realmente seguros en los confines del sistema?.
Los borregos no son nada sin el colectivo. Reúnen toda su identidad a partir del grupo, actúa de la manera que el grupo quiere que piense. Todos sus argumentos y puntos de discusión son las posiciones que él escuchó de los medios de comunicación perdón… intoxicación. Sin el grupo diciéndole qué hacer, el borrego se pierde, se desorienta.
El borrego es tan dependiente de los demás y de su supervivencia que, cuando se presenta casos de desastres ellos tienen más probabilidades de recostarse y morir.
Cuando un borrego sale de su casa, está preocupado cómo se percibe su apariencia, su actitud, su estilo de vida, todo lo que él hace desde el comienzo del día gira en torno a que el grupo o colectivo lo apruebe.
Sus actos de “rebelión” son formas meramente aprobadas de “individualismo” superficial dependientes del estilo. Esto se convierte en una droga emocional a la que es adicto el borrego. Tomar la aprobación colectiva lejos de él sería como cortarle el proveedor al adicto a la droga, ser rechazado por el grupo lo destruiría psicológicamente.
Los borregos son incapaces de la creatividad original, rara vez, o nunca tienen la energía ni ganas de crear algo propio. No hacen obras de arte, no logran descubrimientos científicos, no hacen historia, repiten las palabras de otros , y secuestran las ideas de los demás, permanecen como espectadores viendo el cambio desde las gradas atrapados en las mareas del tiempo.
El destino del borrego común está determinado por el resultado de las guerras, los borregos no tienen pasión.
Tienen poca o ninguna conexión personal con sus ideales o principios lo cual se convierten en mutables, vacío, y sin inspiración. Ellos se burlan de todo, sobre todo aquellas personas que son apasionadas de algo, sólo luchan por el colectivo, poner en peligro al colectivo es una amenaza para la existencia del borrego.
Los borregos son inútiles, no son, ni aprenden a ser autosuficientes. El colectivo y el Estado, son su proveedor. Ellos son madre y padre, el borrego tiene fe y confianza de que el sistema los protege de cualquier daño que puedan percibir. Cuando estalla una violencia se agachan y se esconden, en lugar de defenderse asi mismos, y a los demás. Cuando ocurre una catástrofe a gran escala, ellos se sientan a esperar a que el Estado los salve, o se unen a otra multitud de borregos e irracionales, no toman medidas porque nunca sintieron la necesidad de aprender.
Para el borrego los individuos autosuficientes con éxito se convierten en un recuerdo constante de sus propias insuficiencias. NADIE puede sobrevivir sin el sistema y ellos se asegurarán de que los individualistas no demuestren lo contrario. “Tú no construirás eso” se convierte en el eslogan de los borregos, mientras rasguñan y raspan como niños malcriados, tratando de desmantelar movimientos en la no participación.
El borrego olvida fácilmente, ellos viven una vida de aceptación lo cual es una vida oscura y sin sentido.
No me puedo imaginar una tortura cruel que darse cuenta en la cara de uno mismo en sus últimos días que uno a desperdiciado toda su vida, tratando de complacer a la multitud de idiotas que lo rodean, en lugar de educarlos a ellos, y así mismos.
No me puedo imaginar un castigo más cruel que pasar la mayor parte de los años de uno como esclavo, si tan siquiera saberlo. No me puedo imaginar una existencia más digna de tener lástima, pena y remordimiento hacia los borregos.
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