martes, 16 de septiembre de 2014

Gigantes; El mito se convierte en realidad

gigan
Incontables son las fábulas y leyendas generadas en torno a los gigantes. Se han creado innumerables historias ficticias sobre ellos, pero, ¿realmente son ficticios?… Si retrocedemos unos pocos miles de años en la historia, no en la que nos cuentan en la escuela, podemos ver que aparecen gigantes hasta debajo de las piedras, desde África hasta América pasando por Asia.
Muchas antiguas civilizaciones y tribus mencionan a gigantes, pero claro, como se suele decir, son sólo leyendas.
El caso es que existen multitud de pruebas de la presencia de gigantes en tiempos remotos y no hablo de las fotos retocadas con Photoshop que podemos encontrar en San Google, ya que la mayor parte de éstas son simples fakes.
Hablo de pruebas materiales, reales y hechos históricos que han pasado de generación en generación y que la ciencia más clásica se limita a apartar o esconder por no tener respuesta a tales hallazgos o bien por el simple hecho de que su abultado orgullo no les permite rendirse a la evidencia.
Vamos a entrar en materia porque hay bastante tela que cortar, y vamos a empezar por una leyenda impresionante, una leyenda que nos transporta directamente al país del sol naciente. Exacto, China.
GIGANTES EN CHINA
En antiguos escritos chinos, que anteceden en 300 años a la creación de su calendario se cuenta cómo hubo una gran batalla entre antiguas civilizaciones chinas y extraterrestres.
Los extraterrestres asentaron bases en el país construyendo diversas bases, a las que se le puede relacionar con las pirámides construidas allí, y esclavizando a la población, manteniendo una lucha constante con los rebeldes y los caudillos que se negaban a subyugarse por dichos extraterrestres.
Existen diversos restos “arqueológicos” que atestiguan la batalla entre diferentes civilizaciones.
En estos restos se observa la morfología y apariencia de los seres invasores. Los extraterrestres eran altos, delgados, vestían a menudo un aparato respiratorio (cascos) si estaban fuera de sus naves durante largos periodos de tiempo y los cascos tenían dos o tres antenas que eran descritos como delgados brotes de bambú por los escribas que grabaron la guerra.
Pero en mitad de la guerra aparecieron unos seres indígenas de la zona en aquel momento, una raza diferente que intervino para ayudar en la lucha a las civilizaciones chinas.
Gigantescos hombre de hasta 3,6 metros de altura con un pelo rojizo. Eran tiempos en que los gigantes se paseaban tranquilamente por diferentes zonas del globo.
Los gigantes eran conocidos en las Américas, a lo largo de Asia, Siberia y Europa. Llevaban una armadura de cuero rojo.
Según las leyendas, los gigantes aparecieron desde el noroeste y rodearon la región sorprendiendo y enfrentándose con los extraterrestres.
Se decía que a pesar del avanzado armamento que poseían los invasores, los gigantes poseían una fuerza brutal, grandes dones para la batalla y que actuaban contra los extraterrestres con gran temeridad y ferocidad.
Todo esto agregado a la ira de los esclavos asiáticos concluyó y la huida de los invasores interestelares.
Todo esto es una leyenda china, pero leyenda con pruebas verídicas ya que existen varias representaciones de dicha guerra, además de huellas, esqueletos, momias y artefactos de los gigantes.
Incluso hoy en día se puede observar en el Museo Chino restos momificados de un gigante pelirrojo.


LOS GIGANTES DE LOVELOCK
En 1911 en una cueva de Nevada llamada Lovelock, en Estados Unidos, se hallaron momias de 3 metros de altura y pelo rojo, además de objetos, como esculturas, sandalias extrañamente enormes o señuelos para cazar patos.
Como habitualmente pasa, los científicos de la época no le dieron importancia e incluso muchos de los restos fueron de nuevo enterrados por los mineros locales.
Pero esto no tendría mayor importancia si no fuese por las historias que contaban los indios nativos de la zona donde se hallaron los restos.
Los Paiutes o Piutes, que sabían de estos seres contaban que leyendas que fueron transmitidas de generación en generación hablaban de unos seres con los que mantuvieron interminables batallas con gigantes blancos de pelo rojo a lo largo de 1.000 años.
“Si-Te-Cah”, que literalmente significa “comedores de tule”, que es una planta fibrosa de la que los gigantes tejían balsas para escapar de los continuos ataques de los Paiutes, así es como los Paiutes se referían a estos gigantes.
Según los Paiutes, los gigantes de pelo rojo eran tan altos como 12 pies (unos 7 metros de altura) y eran un pueblo cruel, que capturaban a los Paiutes y los utilizaban como alimento.
Los Paiutes le contaron a los primeros colonos que después de muchos años de guerras, todas las tribus de la zona decidieron unirse para deshacerse de los gigantes.
Los Paiutes acabaron con todos los gigantes, excepto unos pocos, que se refugiaron en la cueva de Lovelock. Tras rodearlos y cercarlos, los indios apilaron matorrales a la entrada de la cueva y les prendieron fuego.
Los gigantes que intentaban salir morían acribillados por ráfagas de flechas y los que permanecieron en el interior de la cueva murieron asfixiados por el humo.
Como mencionaba antes, en 1911, una empresa que recogía guano de los murciélagos que en descomposición se convierte en salitre, el principal ingrediente de la pólvora, que era un elemento muy valioso.
En dicha excavación se hallaron más de 10.000 artefactos como flechas rotas que pudieron ser lanzadas desde el exterior, restos de ropajes, una extraña piedra en forma de donut y que tenía 365 muescas en el exterior (posiblemente para indicar los días del año, y 52 muescas interiores (las semanas), además de, por supuesto, restos momificados de dos gigantes de pelo rojo, una hembra de 6,5 metros de alto y un hombre de más de 8 pies de altura.
El guano se extrajo 13 años antes de que los arqueólogos fuesen notificados acerca de los hallazgos, por lo que para entonces muchos de los artefactos habían sido accidentalmente destruidos o desechados.
En algunos textos se asegura que los restos tienen más de 4.000 años.
Lo más sorprendente de los restos momificados es que tras comparar la mandíbula de uno de esos gigantes con la de un adulto actual, se comprobó que el tamaño era mucho mayor y que los diente del supuesto gigante eran el doble de tamaño que los de un hombre de hoy en día.
Recientemente, un conjunto de imágenes fueron publicadas por los investigadores del Bigfoot MK Davis y Don Monroe, mostrando el interior de la cueva de 150 pies y lo que parece ser la impresión de una mano muy grande. Las proporciones de la impresión de la sospechosa mano pueden haber pertenecido a una persona de aproximadamente 5,5 metros de altura. Los investigadores también agregan que a la evidencia parece tener crestas epidérmicas grabadas en la piedra, que apuntaría a impresiones hechas por manos “humanas” y posiblemente en llamas, coincidiendo una vez más con la leyenda de los Paiutes.
Finalmente, en 1984, la cueva de Lovelock fue designada como un lugar histórico.
De esta forma es como un mito o leyenda de una tribu indígena, pasó de ser una simple leyenda contada de generación en generación a ser un hecho verídico y con pruebas palpables.


EL DEDO GIGANTE DE EGIPTO
En 1988 el investigador Gregor Spörri contactó con un anciano de una dinastía de ladrones que aseguraba tener en sus manos algo único y jamás visto.
No era ni más ni menos que un enorme dedo momificado de un humanoide, el gigantesco dedo todavía conservaba la uña y medía 38 centímetros de largo por lo tanto debía pertenecer a un ser de más de 5 metros de altura.
El anciano le mostró un certificado de autenticidad y una radiografía que corroboraba que ciertamente aquello era un dedo real. El ladrón juró en el nombre de Alá que jamás vendería tal tesoro, ya que tenía un valor incalculable para él y su familia.
Spörri quedó completamente atónito cuando vio la reliquia de color marrón oscuro y cubierto con moho seco.


GIGANTES EN LA HISTORIA
Famosos exploradores nos han dejado constancia de que los gigantes vivieron hace relativamente poco.
Es el caso de Américo Vespucio, que en su viaje de 1497 dice llegar a una isla, que posteriormente es llamada Curazao. En una carta enviada al rey de España en 1504 dice:
…partimos y llegamos a otra isla, y encontramos que en ésa habitaba gente muy grande; fuimos enseguida a tierra para ver si encontrábamos agua fresca; y creyendo que la isla estaba despoblada por no ver gente, andando a lo largo de la playa, vimos huellas de gente en la arena muy grandes, y pensamos que si los otros miembros respondían a la medida, que serían hombres grandísimos; andando en esto nos encontramos en un camino que iba tierra adentro, y acordamos nueve de nosotros, y juzgamos que por ser chica la isla no podía haber en ella mucha gente; pero anduvimos por ella para ver qué gente era aquella, y cuando habíamos andado cerca de una legua, vimos en un valle cinco de sus cabañas, que nos parecieron deshabitadas; y fuimos a ellas, y encontramos sólo cinco mujeres, dos viejas y tres muchachas de estatura tan alta que las mirábamos con asombro. Así como nos vieron les entró tanto miedo que no tuvieron ánimo para huir, y las dos viejas comenzaron con palabras a convidarnos trayéndonos muchas cosas para comer; y nos llevaron a una cabaña, y eran de estatura mayor que un hombre grande, que bien serían grandes de cuerpo como fue Francisco degli Albizi, pero de mejores proporciones; de modo que todos tuvimos el propósito de tomar a las tres jóvenes por la fuerza y como cosa maravillosa traerlas a Castilla. Y estando en estos razonamientos, comenzaron a entrar por la puerta de la cabaña unos 36 hombres mucho más grandes que las mujeres, hombres tan bien hechos que era admirable verlos, los cuales nos turbaron tanto que mejor hubiéramos querido estar en las naves que encontrarnos con tal gente. Traían arcos grandísimos y flechas, con porras, y hablaban entre sí en un tono como si quisieran atacarnos. Viéndonos en tal peligro, hicimos varios consejos entre nosotros, algunos decían que nos echásemos sobre ellos dentro de la casa, y otros que era mejor en el campo, y otros decían que no comenzásemos la contienda hasta tanto viésemos que querían hacer; y acordamos salir de la cabaña e irnos disimuladamente por el camino de las naves; y así lo hicimos, y tomado nuestro camino nos volvimos a las naves, ellos nos seguían siempre a un tiro de piedra, hablando entre sí, creo que no con menos miedo de nosotros que nosotros de ellos, porque alguna vez descansábamos y ellos también, sin acercarse a nosotros; hasta que llegamos a la playa donde estaban los bateles esperándonos. Entramos en ellos, y cuando nos largamos saltaron y nos tiraron muchas saetas, pero ya poco miedo teníamos de ellos; les disparamos dos tiros de bombarda, más para asustarlos que para hacerles mal, y al estampido huyeron todos al monte; y así nos separamos de ellos y nos pareció salvarnos de una peligrosa jornada. Andaban desnudos del todo como los otros. Llamo a esta isla la Isla de los Gigantes, a causa de su gran talla; y fuimos más adelante bordeando la tierra, en la cual muchas veces nos ocurrió combatir con ellos porque no nos dejaban coger cosa alguna de tierra.


GIGANTES EN LA BIBLIA
Tanto en la Biblia como en el libro de Enoc se menciona varias veces la presencia de gigantes, los llamados Nephilim:
Génesis 6:4 “Había gigantes en la tierra en aquellos días…”
Deuteronomio 2: 20: “Por tierra de gigantes fue también ella tenida. Habitaron en ella gigantes en otros tiempos…”
Deuteronomio 3:11 “Porque únicamente Og, rey de Basan, había quedado del resto de los gigantes…”
Josué 13:3; Josué 13:2; Josué 18:16 (Todos los territorios mencionados allí, eran considerados territorios de gigantes).
Números 13:33 “…también vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas…”
En un extracto del libro de Enoc podemos leer:
“…tomaron mujeres, cada uno escogió una, y comenzaron a ir hacia ellas y a tener comercio con ellas y les enseñaron los encantos y los encantamientos, y les enseñaron el arte de cortar las raíces y la ciencia de los árboles.
Así pues estas concibieron y pusieron en el mundo gigantes cuya altura superaba los tres mil codos.
Entonces los gigantes se volvieron contra los hombres para devorarlos.”



HUELLAS DE GIGANTES EN GLEN ROSE
En Glen Rose, Texas, se descubrieron una serie de huellas de 54 centímetros de largo por 13 centímetros de ancho, pertenecientes a un homínido. Extremadamente grande como para pertenecer a un humano normal.
Los estratos geológicos analizados concluyeron que dicha pisada correspondía a terrenos del cretácico a finales de la era mesozoica, unos 140 millones de años.
Lo más curioso es que junto a estas pisadas se encuentran otras huellas de un dinosaurio, concretamente un brontosauros. Pero las huellas del homínido se encuentran en estratos inferiores a las pisadas del dinosaurio, por lo tanto la huella “humana” es anterior a la pisada de dinosaurio.
Estas son unas ínfimas pruebas de que en tiempos remotos, no se sabe con exactitud en qué tiempos, habían gigantes pululando por la tierra.
Como ya digo aquí he aportado unas pocas pruebas de su existencia, pero la cantidad de pruebas, huellas, artefactos y restos que demuestran que realmente existieron es innumerable.
Sólo basta con que investiguemos un poco. Pero en este caso debemos contrastar mucha información debido a que el tema de los gigantes es un campo con mucha falsificación.
Ahora debéis investigar por vosotros mismo, la pelota está en vuestro tejado.
Alex Pellejero  /  Gran Misterio

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