No es la primera vez que Zbigniew Brzezinski se ha lamentado de la creciente oposición populista a la dominación externa por parte de una pequeña élite
Brzezinski es uno de los mayores elitistas y asiduo asistente a las reuniones del Grupo Bilderberg
Durante un discurso en Polonia, el ex asesor de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Zbigniew Brzezinski, advirtió a sus compañeros de la élite, que un movimiento de “resistencia” al “control externo”, impulsado por el activismo populista, amenaza con dar al trasto con la esperada transición hacia el nuevo orden mundial.
Blandiendo la idea de que el siglo 21 era el siglo americano, Brzezinski dijo que la dominación estadounidense se ha vuelto prácticamente imposible debido a una aceleración del cambio social, que ha sido impulsada por “la comunicación casi instantánea de las masas con medios como la radio, la televisión y, fundamentalmente, de Internet”; que, acumulativamente, ha estimulado “un despertar universal de la conciencia política de la masa”.
El ex asesor de Seguridad Nacional de EEUU, agregó que esta “subida del activismo populista mundial está resultando enormemente perjudicial para una dominación externa, como la que prevaleció en las épocas del colonialismo y el imperialismo”.
El ex asesor sostiene que “la fuerte resistencia populista de las masas, motivadas políticamente, despiertas y persistentes, así como de pueblos históricamente reticentes al control externo, ha demostrado ser cada vez más difíciles de suprimir.”
Aunque Brzezinski hizo públicos sus comentarios en un tono neutro, el contexto del entorno en el que los dijo, unido a sus agrias declaraciones previas, indican que esto era todo un lamento por el impacto que se está produciendo dentro de la clase que promueve el “control externo”, que Brzezinski ha defendido siempre.
Las declaraciones fueron hechas en un evento para el Foro Europeo Para las Nuevas Ideas, organización que aboga por transformar a Europa en un súper estado federal, de marcado carácter antidemocrático.
En este contexto, hay que entender que el punto de Brzezinski de que la “resistencia populista” está siendo un gran obstáculo para la imposición de un nuevo orden mundial es más una advertencia que una aclamación.
Tenga en cuenta también lo que Brzezinski escribió en su libro “Entre dos edades: El papel de Estados Unidos en la era tecnotrónica”, en el que abogaba por el control de la población por parte de una clase política de élite a través de la manipulación tecnotrónica.
“La era tecnotrónica involucra la aparición gradual de una sociedad más controlada. Tal sociedad sería dominada por una élite sin las restricciones de los valores tradicionales. Pronto será posible asegurar la vigilancia casi continua sobre cada ciudadano y mantener al día los expedientes completos que contienen incluso la información más personal sobre el ciudadano. Estos archivos estarán sujetos a la recuperación instantánea de las autoridades”, escribió Brzezinski.
“En la sociedad tecnotrónica la tendencia parece ser hacia la agregación del apoyo individual de millones de ciudadanos no coordinados, fácilmente al alcance de personalidades magnéticas y atractivas que explotan las últimas técnicas de comunicación para manipular las emociones y controlar la razón”, escribió en el mismo libro.
La repentina preocupación de Brzezinski, por el impacto que pueda causar una población global políticamente despierta deja claro que de manera alguna se sienta identificado con su causa. Ésta, de ninguna manera es la primera vez que Brzezinski se ha lamentado de la creciente oposición populista a la dominación externa por parte de una pequeña elite.
Brzezinski es uno de los mayores elitistas, el fundador de la poderosa Comisión Trilateral, un luminario del Council On Foreign Relations y asiduo asistente a las reuniones del Grupo Bilderberg. Fue descrito, en su día por el presidente Barack Obama, como “uno de nuestros pensadores más destacados”.
Durante un discurso en el Council On Foreign Relations de 2010 en Montreal, Brzezinski advirtió a sus globalistas compañeros que un “despertar político global”, en combinación con las luchas internas entre la élite, estaba amenazando con descarrilar la transición hacia un gobierno mundial.
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