Los astrónomos han descubierto un planeta parecido a la Tierra, pero 17 veces más pesado, algo que pensaban que no podía existir.
Se trata del planeta llamado Kepler-10c, que orbita una estrella muy parecida al Sol a unos 560 años luz de nosotros, en la constelación del Dragón.
Inicialmente los científicos supusieron que el planeta podría ser un astro gaseoso como Júpiter. Sin embargo, al estudiarlo descubrieron que en realidad este gigante consiste de roca, algo que nunca han visto.
“Es el Godzilla de las Tierras”, exclamó Dimitar Sasselov, astrónomo de la Universidad de Harvard. “Pero, a diferencia del monstruo de la película, el Kepler-10c significa algo positivo para la vida”.
El tamaño de este mundo rocoso no es lo único raro. Los científicos creen que el sistema Kepler-10 (que lleva este nombre por el telescopio Kepler, que descubrió planetas extrasolares) es muy antiguo: podría tener unos 11.000 millones de años de edad, es decir, podría haberse formado solo 3.000 millones de años después del Big Bang.
Se cree que en un Universo tan joven no había elementos necesarios para la formación de rocas. Sin embargo, Kepler-10c parece desmentir esta teoría. El descubrimiento podría hacer a los científicos dar un vistazo más atento a las estrellas antiguas y no descartar la existencia de vida ahí en algún momento.
El descubrimiento fue presentado el lunes en la 224.ª reunión de la Sociedad Astronómica de EE.UU. (American Astronomical Society).
¿Podría Kepler-10c albergar vida ahora? Puede que no, ya que está demasiado cercano a su sol, al cual orbita en tan solo 45 días, creen los científicos. Tampoco puede ser habitable su ‘hermano’, el planeta Kepler-10b, que orbita su estrella en 20 horas y se cree es un mundo infernal de lava.
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