"Te mueves más que un rabo de lagartija”. Si os han dedicado alguna vez esta expresión, seguramente se deba a vuestra tendencia a la hiperactividad.
El origen de esta frase tiene que ver con uno de esos prodigios de la naturaleza: la asombrosa habilidad de las lagartijas para regenerar su cola. ¿Cómo se explica este fenómeno? Se trata de un mecanismo de defensa que no es exclusivo de estos pequeños reptiles: la denominada autonomía caudal, que se refiere a la capacidad para desprenderse de una parte del cuerpo de forma voluntaria, es decir, bajo control neural, es compartida también por algunos anfibios como las salamandras.
Después de ‘perder’ la cola, estos animales a menudo regeneran esa parte del cuerpo.
En el caso de las lagartijas, cuando son agarradas por la cola por un depredador, algunas especies “se deshacen de un fragmento mediante una contracción muscular”, explica Alfredo Salvador, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC. “Este trozo desprendido tiene contracciones musculares espasmódicas durante un breve lapso de tiempo.
El objetivo es distraer al depredador, permitiendo a la lagartija escapar”, añade. De ahí el ‘te mueves más que un rabo de lagartija’. Este apéndice posee además una estructura que hace que la pérdida de sangre y masa muscular sean mínimas cuando se produce la autonomía caudal.
Así, el asombroso mecanismo les daría una ventaja inmediata de supervivencia.
Sin embargo, la pérdida de la cola “tiene también costes para el individuo, que tendrá más dificultades para desplazarse y correr”, por lo que estará más expuesto a los depredadores.
Para compensar la vulnerabilidad, “las lagartijas que han ‘perdido’ un fragmento de cola están más ocultas mientras la regeneran”, subraya este investigador
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